El Perú alberga dentro de su territorio a decenas de pueblos originarios, quienes habitan principalmente en las regiones ubicadas en la cuenca amazónica.  Estas poblaciones se dedican a diversas actividades, muchas de ellas tienen carácter de subsistencia y su actividad comercial con otros poblados es limitada.

Durante los últimos 40 años, a las poblaciones originarias se han sumado progresivamente grupos de colonos, sea que estaban dedicados a la extracción de madera, el cultivo de la hoja de coca o mantenían relación con las operaciones de extracción de petróleo, generalmente en la región nor-oriente.

La extracción de petróleo representa el ingreso de una actividad económica formal desde la década del setenta del siglo XX, hizo posible la construcción del oleoducto nor-peruano que transporta el oro verde hacia la costa. También, surgió la agroindustria dedicada al cultivo de palma aceitera junto a otros como el café, el cacao, etc. Asimismo, se hizo presente la ganadería, aunque todavía en proceso de consolidación.

Del mismo modo, en las regiones de selva se ha hecho presente la minería ilegal, impulsada por el atractivo que generan los precios altos del oro.  El portal Convoca ha informado sobre la presencia de dragas pertenecientes a extractores ilegales de mineral en áreas Awajún, lo que estaría ocasionando zozobra entre sus pobladores, tanto por el riesgo ambiental que ocasiona una actividad que no toma en cuenta ningún cuidado ambiental como la presencia del crimen organizado que brinda protección a los mineros ilegales o ya forman parte del mismo negocio ilícito.

¡Qué diferente hubiese sido si la presencia extractiva en la zona correspondía a la minería legal! Primero, el pueblo Awajún hubiese obtenido ventajas desde un primer momento mediante capacitación para incorporarse a un proyecto que cumple con estándares internacionales en relacionamiento social y ambiental.

Segundo, el intercambio comercial que se habría generado representaba una oportunidad para poder relevar el aporte Awajún a la diversidad cultural del Perú. Necesitamos conocernos más; pero de manera formal donde ambas partes de una mesa logren beneficios y no amenazas como estaría sucediendo en la actualidad.

Tercero, tengamos presente la experiencia internacional, indígenas canadienses, luego de varias generaciones han logrado -inclusive- constituir sus propias empresas, o dirigir otras en las zonas donde habitaban sus ancestros.

Cuarto, todos los nacidos en el Perú debemos ser conscientes que el territorio pertenece a la nación, es decir, a todos los peruanos, los que nacieron en el pasado como de aquellos que vendrán en el futuro.  El compromiso de cada generación debe ser el de proveerse una mejor calidad de vida en función al esfuerzo propio, a su capacidad de interrelación con otras personas     -naturales o jurídicas-, para lograr los mayores beneficios dentro de lo establecido por las leyes vigentes.

El cerrar las puertas a la formalidad o el pretender mantener espacios excluidos de la dinámica económica legal está resultando contraproducente a los intereses de los pobladores amazónicos.  Algo similar ocurrió en 2003, cuando una campaña mediática alertó a la población nacional difundiendo mentiras sobre lo que podría ocurrir con la presencia de una operación aurífera legal en Tambogrande, en la región Piura.  Finalmente, la minería ilegal se hizo presente sometiendo a la población y extrayendo oro dejando de lado cualquier observancia ambiental. Abogamos porque futuro el futuro del pueblo Awajún sea mejor.

Gracias por leerme, su autoriza su reproducción para que más ciudadanos seamos conscientes de la importancia de la minería legal en la generación de bienestar y desarrollo para el Perú.