Sábado 23
de Noviembre, 2024

Minería

“Demostremos que la Minería trabaja de manera responsable”

“Demostremos que la Minería trabaja de manera responsable”
  • No basta decir que hacemos una minería sostenible, hay que demostrar
    con hechos concretos eso que afirmamos.
  • Es indispensable la creación de Centros de Investigación en las compañías
    mineras y en las universidades.


Conoce la evolución de la minería de los últimos 50 años más que nadie, porque no solo la miró de lejos, sino que fue protagonista. El Ing. Luis Alberto Encinas Fernández, compartió con otros ingenieros y trabajadores las duras jornadas del proceso minero soportando el frío inclemente y los rigores de las grandes altitudes de los andes peruanos. Siempre tuvo y tiene ideas novedosas para mejorar la producción, no solo desde el punto de vista cuantitativo, sino cualitativo: mayor producción sin afectar al medioambiente y un relacionamiento cordial con los vecinos. Presentamos la entrevista que se dignó concedernos, en la que expresa propuestas concretas que ojalá las autoridades y las empresas mineras, puedan aquilatarlas.

Ingeniero Encinas, ¿cuál es su análisis de la evolución de la minería peruana y los avances tecnológicos?
– La minería en sus inicios, tuvo un avance muy lento. Cuando nosotros, de la Promoción de los años 50 de Universidad de Ingeniería, terminamos la carrera, encontramos una minería ya establecida desde los primeros años del siglo XX, pero se dedicaba a repetir todos los patrones que imperaron en aquellos años, sin muchos cambios.
Mi promoción prácticamente hizo una revolución en el sector, porque empezó a variar todos los sistemas de producción minera. En lo personal me ocupo de realizar los cambios donde la forma de perforar y disparar además tuve el honor de crear tres sistemas nuevos de explotación que después se pusieron de moda en casi todas las minas del Perú y del mundo.
Introdujimos al mercado los autocargadores de diversos tipos y tonelajes desde G2TH autocargadores de ½ tnl hasta los autocargadores de 1.5 tn (310) o 510-520 de 3-5 Tns; posteriormente llegaron los Scoops para el carguío y transporte y, finalmente, los grandes equipos para túneles y chimeneas, etc, que entraban a las profundidades de las minas. Con estos nuevos sistemas se logró dos cosas muy importantes: la tecnificación de la minería y el aumento de la producción en las unidades mineras. Fuimos la mecha de toda una explosión minera en esa época.

¿Y qué nos dice de los costos de la actividad minera en aquellos años?
– Los costos prácticamente no variaban en aquellos años, pero además los precios de los metales eran muy bajos y tenían variaciones permanentes, por lo tanto, no eran competitivos para los mineros peruanos. Todos sabemos que los precios de los metales se determinan de acuerdo a los vaivenes del mercado internacional.
Felizmente, empezamos a sumergirnos en una etapa de competencias en minería. Sin soberbia puedo decir que mi promoción fue una real promotora del despegue de la minería actual introduciendo en el mercado los grandes equipos y diferentes métodos de explotación.

Una de las grandes acusaciones que se le hace a la minería es la supuesta afectación al medio ambiente, ¿cuál es su comentario?
– Efectivamente, los ambientalistas y los políticos de izquierda, acusan a la minería de destruir el medio ambiente, pero lo hacen sin fundamentos técnicos, sino basados en simples acusaciones políticas y demagógicas. Estas acusaciones crecen y tienen eco en la sociedad, porque los mineros no salimos a aclarar las cosas. No basta decir que hacemos una minería sostenible y responsable, sino que es necesario demostrar con hechos concretos eso que afirmamos.
En una oportunidad, en una conferencia en el Colegio de Ingenieros, le dije a un funcionario de un gobierno de hace décadas: “Muéstrame una mina que tenga una contaminación tan grande como el centro de Lima”. No supo contestar porque cualquier mina el aire que se respira es más limpio que el centro de Lima, la capital del Perú.

¿Cómo convencer a la sociedad, especialmente, a los jóvenes, de que la minería actual utiliza tecnología avanzada para minimizar sus impactos y si se producen, se hace la remediación correspondiente acudiendo igualmente, a la tecnología?
– En los últimos años, todos hablan de la necesidad de recurrir a la ciencia y la tecnología para mejorar la producción industrial, entre ellas en la minería, cuando yo vengo diciendo esto hace muchísimos años. Cada universidad debe constituir un Centro de Investigación y Desarrollo para que los nuevos profesionales egresen con ideas novedosas y aporten al país en mejorar la producción y la productividad, en la gestión eficiente del tema ambiental, mejorar las relaciones comunitarias, entre otros.
A mí me han propuesto diversas universidades, para hacer docencia, transmitir mis conocimientos y experiencia a las nuevas promociones de ingenieros, considero que esta debe ser la última fase de una vida profesional. Por cierto, me hubiera gustado ser catedrático en la UNI, mi Alma Mater, pero quedé un tanto desilusionado, porque a su invitación le contesté: “Si la universidad crea un Centro de Investigación y Desarrollo, además compra un buen laboratorio, yo enseño gratis”. Nunca tuve una respuesta.
Es indispensable inculcar a la sociedad, especialmente a los jóvenes, una gran verdad: la minería no destruye el medio ambiente, no derrocha el agua, trabaja de manera responsable, hay otros sectores mucho más contaminantes, pero nadie les dice nada, en cambio a la minería todos le acusan injustamente.
La minería es una actividad fundamental en el crecimiento y desarrollo del país, ha contribuido y sigue contribuyendo, aún en estos momentos de pandemia, a la reactivación que todos aspiramos. Esto es lo que debemos difundir todos los mineros.

¿Los ingenieros mineros apuestan por la tecnología moderna o son renuentes a los cambios?
– En mis largos años en el sector he comprobado que los mineros somos muy conservadores. Personalmente, tuve que hacer grandes esfuerzos para cambiar los sistemas en la empresa en la que trabajaba. Felizmente, al final, me hicieron caso, demostré en la práctica que eran sumamente beneficiosos dichos cambios. Además, por estos méritos pude ascender rápidamente, a diversos cargos de responsabilidad, en la empresa.
Aquella empresa contaba con un Centro de Investigaciones Metalúrgicas que nos permitió hacer cambios de suma importancia, por ejemplo, remplazar el uso del cianuro (muy contaminante) por la cal, así como sulfato de cobre, producto que es muy bueno para la agricultura.
Esto demuestra que no solo las universidades deben contar con un Centro de Investigación y Desarrollo, sino también las grandes compañías de todos los sectores, entre ellas las mineras.
Utilizando la ciencia y la tecnología, por ejemplo, se pueden transformar los relaves mineros en abonos beneficiando enormemente al agro, hay que tener en cuenta que todos los elementos empleados para flotar los minerales son buenos para la agricultura. Difundiendo estas cosas, especialmente en las comunidades del entorno de las operaciones, estaremos destruyendo aquellos comentarios de que la minería y la agricultura no pueden desarrollarse juntas. ¿Qué significa esto?, deberíamos investigar e invertir en flotación.

Usted tuvo una planta de explotación en Cajamarca, cuéntenos esa experiencia, Ing. Encinas.
– Efectivamente, monté la primera planta en Cajamarca y déjenme decirles que hasta hoy, no hay otra planta similar en el Perú, más bien surgieron algunos detractores, lo cual nunca comprendí, porque yo no hice más que contribuir con el país para hacer una minería diferente y producir sin afectar el medio ambiente.
En aquella planta apliqué tecnologías que permiten cero contaminación. No usaba bolas de acero, sino molino autógeno, pero ninguna compañía minera actual, ni grande ni mediana, usa este tipo de molino, siguen con molinos de bolas, ¿Por qué no apuestan por el cambio y eliminan la contaminación? Les presento un dato muy preocupante: por cada tonelada que muelen usan hasta 300 gramos de fierro/Tn; imagínense cuando muelen 10,000 Tn/d.
Al parecer, el cambio no se realiza por la presión de las empresas que producen fierro y acero, porque las minas dejarían de comprar bolas, pero la empresa minera impactaría menos en el ambiente.
También se ha producido importantes cambios en la lixiviación, ya no se usa mercurio ni cianuro, sino elementos orgánicos que no contaminan.

La formalización en la minería, aun es una tarea pendiente, ¿cuáles son sus recomendaciones a la luz de su experiencia?
– Todos los políticos y gobiernos se han comprometido a concretar la formalización en el sector minero, lamentablemente, todos han fracasado. Sucede que quieren formalizar usando la fuerza como instrumento, yo repito lo que ya dije en anteriores oportunidades: la formalización nunca se logrará dinamitando sus máquinas e instalaciones, ni cometiendo abusos contra las personas que cometen el “pecado” de querer trabajar.
Mi recomendación es formar un Centro de Dirección y Formalización, bajo el asesoramiento del Instituto de Ingenieros de Minas u otra entidad de competencia probada, cuya misión sería la formación de los pequeños mineros en las buenas prácticas de una operación, pero además informarles todas las ventajas de la formalización y el asesoramiento cuando deciden dar el paso de trabajar dentro de la ley.
Además este centro estatal se encargaría de montar plantas en zonas estratégicas a nivel nacional, para que los pequeños mineros lleven su mineral, no para venderlos, sino solo para procesarlos y luego comercializar los concentrados a los traders con destino a Estados Unidos, Europa y otros.
Con este sistema el país rehabilitaría a más de 2 millones de personas que tendrían trabajo formal y rentable, lográndose un cambio radical en el Perú.
Los pequeños mineros deben ser tratados con respeto a su dignidad de persona humana, no como malhechores, cuando el gobierno cierra una de esas minas, mucha gente se queda desocupada y eso les obliga a migrar a las ciudades en busca de trabajo y al no encontrar una ocupación terminan en el robo y la delincuencia. Esto lo notamos de manera evidente en los últimos lustros.

Ingeniero Encinas, antes los trabajadores mineros vivían en las minas con su familia, gozando de muchas ventajas, ¿por qué se cambió esa costumbre?
– Yo reclamé en su oportunidad cuando se hizo este cambio que se llamó “reingeniería” (nada menos) consistió en cerrar las viviendas, escuelas y otras instalaciones de las que gozaban todos los trabajadores en el campamento, fortaleciéndose las relaciones fraternales con actividades sociales y deportivas no solo entre los trabajadores, sino también con las comunidades vecinas; llegando a ser una verdadera Familia Minera.
Yo viví con mi familia en la sierra, durante 15 años, compartí con los pobladores de la zona, muchas fiestas, “pachamancas” sabrosas, incluso fundamos el Club Unión Minas que participó en el campeonato descentralizado a nivel nacional, la idea era unir las empresas mineras en un solo equipo, hubiéramos hecho un club fabuloso y talvez semillero de nuestros atletas; todavía hay tiempo.
A partir del cambio todos vuelven a su ciudad de origen, para encontrarse con sus familiares, cumpliendo el régimen de tres semanas de trabajo por una de descanso.
Se produjo un cambio dramático en la vida de los trabajadores, pues dejaron de tener casa gratis, lo mismo que los servicios de agua y luz, empezando a pagar todos estos servicios, con lo que su presupuesto se alteró por completo. ¿Esa era reingeniería? De ninguna manera, fue un robo a los beneficios logrados por los mineros.

En los gremios mineros y de ingeniería a usted se le conoce como “El Maestrito”, ¿cómo surgió ese apelativo cariñoso?
– Cuando llegue a trabajar en el campamento de Cerro de Pasco, era un desconocido y no tenía un puesto determinado hasta que me designaron trabajar en la zona de desarrollo de la mina que tenía cuatro secciones. Sin embargo, empecé a cambiar todo el sistema de desarrollo lo cual no les gustó a los jefes de cada sección quienes se quejaban diciendo que yo quería matar a la gente.
La protesta fue tan fuerte que llegó a los oídos del superintendente de la mina, que era un americano, y me llamó la atención, pero yo no me inmuté, más bien le contesté que si era ingeniero debería pensar como tal y comprender lo que estaba haciendo. Le propuse convocar a una reunión de los ingenieros de todos los niveles de la mina, propuesta que fue aceptada.
En dicha reunión les expliqué por qué estaba haciendo los cambios en los sistemas de desarrollo, al finalizar les invité a preguntar para precisar algunas cosas, pero ningún ingeniero hizo una sola pregunta; solo un técnico se atrevió a preguntar sobre un tema sin mayor importancia, que contesté de todas maneras.
En esos momentos un amigo de la universidad de Ayacucho, en tono sarcástico dijo: “Este maestrito”. Aquel señor lo dijo prácticamente, burlándose de mí, pero en realidad me hizo un gran favor, porque hasta hoy mucha gente minera me sigue conociendo como “El Maestrito”. Además, siempre me gustó enseñar, transmitir mis conocimientos a los demás, especialmente, a los profesionales jóvenes, por lo tanto, ese apelativo de cariño me cae bien.

En diferentes foros vengo escuchando que el país no debe seguir exportando solo metales concentrados, sino agregarles valor, ¿usted comparte esa opinión?
– Claro que la comparto, pero repito lo que ya dije antes, las grandes compañías mineras deben tener su Centro de Investigaciones y una de sus tareas sería, precisamente, no seguir exportando solo concentrados, sino refinados en mayor proporción. Además, estudiar diversas formas de agregarles valor a los metales y eso genera más puestos de trabajo, riqueza para el país e impuestos para el Estado. Ahora la tecnología ha avanzado tanto que se pueda instalar fundaciones de poco tonelaje más baratos.
Sin embargo, cuando alguien propone un ministerio de Ciencia y Tecnología para hacer posible estas cosas, me opongo, porque ya sabemos que cada ministerio es un centro de burócratas, incapaces e ineficientes. El Estado debe exigir a todas las empresas medianas y grandes, a las universidades, los institutos hospitalarios, a contar con un Centro de Investigaciones. ¡Sería un gran salto cualitativo para el país!
Aunque algunos no lo crean, la medicina está atrasada muchos años, en ciertas cosas, en comparación con los ingenieros de minas; nosotros usamos resonancia magnética hace 50 años, para reconocer minerales, los médicos recién lo usan hace 20 años; Igualmente, los ingenieros usamos hace 40 años el tomógrafo, los médicos lo usan hace 20 años.
Gano el primer Premio Científico y Tecnológico Nacional otorgado por el Instituto Científico y Tecnológico Minero (INCITEMI), predecesora de INGEMMET.

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